3 Conclusiones de la 15ª edición del Festival de Cine Europeo de Puerto Rico
Una vez más, Miramar se vistió de gala para la 15ª edición del Festival de Cine Europeo de Puerto Rico (FCEPR), organizado por la Alliance Française de Puerto Rico. El evento de una semana comenzó con una ceremonia inaugural en el Museo de Arte y Diseño de Miramar (MADMi) el miércoles 13 de noviembre, la cual contó con las palabras de la directora de la Alianza Francesa de Puerto Rico, Carine Delplanque; el director ejecutivo del FCEPR, Federico Olivieri; y el director artístico del festival, Álvaro Aponte Centeno. También estuvieron presentes el Embajador de Francia en los Estados Unidos, Sr. Laurent Bili, y el secretario de Estado de Puerto Rico, Sr. Omar J. Marrero. Así comenzó una semana que trajo a Puerto Rico lo mejor del cine europeo contemporáneo, acompañada de foros, charlas de la industria y diversos eventos de celebración. A continuación, le presentamos un resumen de los temas y lecciones que prevalecieron durante el evento.
1. El valor de crear puentes entre culturas
El fortalecimiento de los vínculos entre países fue uno de los temas más destacados en esta edición del FCEPR. Empezando por lo obvio, la programación de este año desafió las definiciones tradicionales del cine europeo. Entre los programas de “Cine Panorama” y “Otra Mirada” que destacan películas de latinoamérica y el medio oriente co-producidas con Europa, y la inclusión de otras películas intercontinentales como Dahomey (2024) y Black Tea (2024), la programación de la 15ª edición buscó enfatizar el valor de la colaboración entre países. Y eso sin hablar de la película inaugural del festival: la excéntrica Emilia Pérez (2024) de Jacques Audiard, una coproducción francesa ambientada en México, protagonizada por actrices españolas y caribeñas, y respaldada financieramente por Bélgica y Estados Unidos.
Pero ahí no termina el espíritu de la interseccionalidad. Incluso, como comentó la cineasta maltesa e invitada destacada Rebecca Cremona tras la proyección de su película Simshar (2014) el sábado 16 de noviembre; la propia composición de este festival organizado bajo la Alianza Francesa de Puerto Rico, es una colaboración similar.
“Eso es lo que me encanta de los festivales: que conectas con personas que son extremadamente diferentes a ti, pero generalmente conectas a un nivel muy profundo, porque estás viendo, hablando y haciendo cosas que tienen que ver con la experiencia humana”, dijo Cremona al blog de la FCEPR. “Este festival es muy bonito, incluso en su propia naturaleza: organizado por la Alianza Francesa de Puerto Rico con un director italiano”.
En su charla “De isla en isla: rodar cine en Malta”, Cremona empezó su taller destacando similitudes entre Puerto Rico y su país natal, para luego llegar a un punto más amplio sobre la importancia de equilibrar la especificidad cultural con temas universales, como la resiliencia humana. Esta ha permitido que el género de supervivencia, dentro del cual se desarrolla su película, trascienda las barreras del idioma y la ubicación, como lo demostraron las reacciones positivas a la proyección de Simshar más tarde ese día.
Otros foros, como el conversatorio entre Aponte Centeno y el director chileno Vinko Tomičić (cuya película El ladrón de perros se proyectó esa misma semana), enfatizaron programas internacionales como el “Filmmaker Lab” del Toronto International Film Festival y la residencia “Cinéfondation” de Cannes como recursos claves para cineastas emergentes. Mientras tanto, la charla de James Woolley, director del Miami Film Festival, destacó las ventajas de eventos “happy hours” que sirven como redes de contactos para cineastas.
"Sí, debes conocer gente de tu propia ciudad, pero es fantástico conocer gente de otras ciudades que están de visita, porque pueden llevarse consigo lo que han visto", aconsejó. “Los buenos cineastas suelen colaborar con los otros cineastas que ven, incluso si no se trasladan a otra ciudad".
2. La importancia de hacer y apoyar cine local
“Primero que nada, digo que si no saben quién soy o mis películas, tienen que averiguar más sobre el cine puertorriqueño independiente”, comenzó el emotivo y humorístico discurso de la artista multidisciplinaria puertorriqueña Gisela Rosario “Macha” Colón que, junto a tres relevantes figuras más del cine boricua, fue homenajeada en la inauguración del festival, celebrada el miércoles 13 de noviembre en el MADMi.
“Tienen asignación que hacer. Mi película estuvo en el cine 25 semanas, así que si ustedes no fueron a verla, hay algo mal con nosotros, con ustedes como audiencia”, continuó la directora de la exitosa comedia Perfume de gardenias (2022). “Nos encanta el cine… pero después no nos apoyamos. Tienen que ir al cine, a apoyar al cine puertorriqueño”.
Su intervención inició una velada de discursos conmovedores que celebraron la industria cinematográfica boricua y resaltaron la importancia de crear y apoyar el arte local. Entre los demás homenajeados se encontraban el afamado cineasta Jacobo Morales, cuyas películas Dios los cría… (1979) y Lo que le pasó a Santiago (1989) pusieron a Puerto Rico en el mapa internacional a través del festival de Cannes y en los premios Óscar, respectivamente. (La primera de ellas también se proyectó en el cine Fine Arts de Miramar esa misma semana). Morales fue homenajeado junto a su esposa, la productora Blanca Silvia Eró, con la que cumplió 70 años de casado este septiembre.
“Gracias por apoyarnos. Saben que hacemos el cine con amor para Puerto Rico, que es nuestro país, para que se vea en el mundo que aquí también se pueden hacer buenas películas”, dijo Eró ante un entusiasta aplauso del público.
“El hecho de que esto esté pasando con los dos a la vez en esta noche es memorable, es maravilloso”, dijo Morales, al recibir el honor junto a su esposa. “Mucho más cuando ya estamos en unos añitos que la gente toma en cuenta —pero que no impiden que sigamos adelante con el cine, que es tan importante para proyectar sentido de identidad, para proyectar fidelidad a nuestra cultura y a la vez al humanismo”.
Morales, Eró y Rosario estuvieron acompañados por el cinematógrafo PJ López, quien fue homenajeado también por su trabajo en varios proyectos destacados del cine boricua, además de su empresa de alquiler PJ Gaffers, que lleva 35 años facilitando el acceso a equipos de filmación en la isla. En su discurso, López destacó el rol de su empresa como colaboradora del "Cortadito Film Lab", un programa del FCEPR que fomenta el desarrollo de nuevos cortometrajes puertorriqueños.
“Es de suma importancia el apoyo que se le da a estos nuevos cineastas para que encuentren su camino y la manera de contar sus propias historias, y de esta forma continuar construyendo y desarrollando nuestro cine puertorriqueño”, dijo López.
Muchos de estos sentimientos se reflejaron a la vez en otros eventos, como la charla de Woolley, quien brindó a los cineastas locales y emergentes consejos sobre cómo promover sus películas a través de los festivales de cine. También estuvieron los cineastas internacionales que compartieron anécdotas sobre sus propias luchas para fomentar el crecimiento de las industrias cinematográficas en sus respectivos países.
“El cine es un registro histórico cultural, es nuestra identidad porque más adelante así nos van a recordar nosotros, quiénes somos. Y por eso el cine es un deber del estado y es tan importante para crear nuestra cultura”, contó Tomičić tras la exhibición de El ladrón de perros el sábado 16 de noviembre.
“Hay que saber para quién hacemos cine, porque estamos súper colonizados. Nuestro cine generalmente se ve más en Europa que en nuestros propios países”, añadió en el Q&A que acompañó la proyección. “Tenemos que hacer cine para nosotros, que además se exporte —y ganar plata también, por supuesto—. Hay que saber valorar todo, pero no hay que andar pensando en las afueras, porque pierdes la esencia del lenguaje de lo que es el cine”.
3. La preservación de las salas de cine
Dado que la asistencia a las salas de cine ha alcanzado un mínimo histórico, durante el festival se planteó en varias ocasiones la necesidad de preservar estos espacios como lugares para el crecimiento comunitario y cultural. La disminución de la asistencia se ha atribuido a varios factores, entre ellos: la menor capacidad de atención debido al predominio de contenido de formato corto en las redes sociales, el auge de los servicios de transmisión que permiten ver películas y programas de televisión desde casa, y la pandemia de COVID, que provocó la quiebra de cines alrededor del mundo durante el confinamiento. En el “Master Talk” de Woolley, se abordaron estos y otros temas.
"Tenemos acceso a muy buen contenido y a excelentes televisores en casa", dijo. "Hemos dejado de llevar a nuestros amigos al cine como solíamos hacerlo... No creo que lo usemos de esa manera social como antes, y personalmente, creo que eso lo deberíamos traer de vuelta".
Agregó: “Creo que la baja asistencia se debe en parte a que [los organizadores] no estamos alcanzando a la gente. No les estamos recordando, ‘oye, ve a ver una película el sábado por la noche con tus amigos; eso es lo que deberías hacer este fin de semana’".
Sus palabras coinciden con los resultados de una encuesta realizada por la empresa internacional de investigación de mercados Kantar durante el 77º Festival de Cine de Cannes a principios de este año, la cual reveló que para los jóvenes de 16 a 30 años, los principales atractivos de ir al cine son la pantalla grande y la experiencia social.
Por supuesto, existen factores adicionales que complican aún más la cuestión de la baja asistencia en las salas de cine, ya que diferentes grupos demográficos tienen distintas razones para quedarse en casa. La pandemia, en particular, ha hecho que los grupos en riesgo, como las generaciones mayores —a quienes Woolley llama "la base de los cines independientes antes del COVID"— estén menos dispuestos a regresar a las salas debido a preocupaciones de salud y temores persistentes. Mientras tanto, los jóvenes consideran los altos precios de las entradas como una barrera para asistir al cine. Citando la encuesta mencionada anteriormente, el periódico francés Le Monde informa que, aunque los jóvenes siguen asistiendo a los cines en gran número, muchos ahora buscan servicios adicionales como bebidas, comidas y proyecciones especiales para mejorar su experiencia y justificar el costo.
“Me doy cuenta de que los jóvenes van, pero no van si creen que no habrá nadie más. Van cuando saben que será increíble y que habrá gente y quizás se tomen algo después”, dijo Wooley. “Si te encuentran en sus redes sociales, en su correo electrónico y entre sus amigos, y ven un cartel, si te conviertes en alguien que no se pueden perder, van”.